Este año cumplo mis 30 primaveras (y nunca más preciso, ya que nací en abril) y he decidido que quiero reabrir este blog y expresar un poco lo que mi mente va maquinando. No obstante, y para que quede claro desde el momento cero, solo el 50% de lo que leáis en estas entradas será verídico, el otro 50% será totalmente inventado. Ahora solo queda averiguar cual es la historia real que se esconde tras estas palabras.
El aviso viene dado debido a que me encanta un género literario llamado Chick-lit y que desde antes que me gustara leerlo me encantaba escribirlo, pero aún me gusta más inventar historias en mi cabecita loca, esta que mi santa madre y el cascarrabias de mi padre me pusieron sobre los hombros y con cuello por medio. Aunque muchas de estas locuras nunca las he plasmado en ningún papel o en formato electrónico cosa que realmente me parece una pena no haber hecho. Además os digo desde este momento que suelen ser historias que invento cuando estoy abstraída paseando, hablando con amigos, cuando trato de dormir (sobre todo en este momento) o cuando simplemente me quedo mirando a una esquina de mi habitación viendo una mota de polvo dar vueltas en las lilas paredes que me rodean, y es que es en ese momento cuando me debería decir a mi misma "niña, ponte a escribir lo que se te pasa por la mente", pero que queréis que os diga, seré sincera, se está muy cómoda sin hacer nada y solo pensando. La pereza siempre gana frente a la creatividad que me corroe las venas.
¡Uf! vaya parrafada que os he metido y todo esto escrito mirando a la nada, en piloto automático y sin tener demasiado sentido, ¿verdad? Bueno os voy a pedir perdón desde ya, porque aparte de que escribo fatal, y en muchas ocasiones ni reviso que pongo, también porque soy doña faltas de ortografía y medio disléxica por lo que cambio las letras de sitio, un problemon para aquellas personas que se quieren dedicar a esto de plasmar palabras, pero es un reto que estoy dispuesta ha sobrellevar.
También me gustaría avisaros de que la mayoría de mis locuras vienen dadas de mi afición por estar enamorada del amor, así que en muchas de ellas, por no decir en la mayoría, mis pensamientos se desvían al rinconcito romántico que tengo en el músculo este tonto y sin sentido que tengo incrustado en el pecho, y que ayuda a mi sangre a bombear. Sí, el susodicho es el corazón, mal de muchas de mis depresiones, pero también de esta fortaleza que ha ido creciendo poco a poco desde que nací y que me da fuerzas para darme cuenta que todo pasa y que he de templar mis nervios o mis pensamientos.
Cuanto rodeo he dado para deciros que cuando mi mente se activa empiezo a pensar en situaciones donde un chico desconocido para mí, entra en el metro, me mira con sus preciosos ojos azules brillantes por la luz del fluorescente que inunda el vagón, su largo cabello recogido en una coleta, vestido al más puro estilo roquero por el que yo pierdo el sentido, y sin poderlo evitar (ni querer evitarlo) acabo cayendo rendida a sus pies sin siquiera haberme dirigido la palabra. Mientras yo proceso todo esto, él se sienta cerca de mí desde un lugar privilegiado donde pueda verme disimuladamente mientras hace como que escucha música. Yo, mientras tanto, hago como que leo, pero realmente no me entero de nada porque la situación es tan hipnótica que lo único que se me ocurre es coger el móvil y tratar de sacar alguna imagen para demostrarme luego que todo lo que creo estar viendo, sintiendo y viviendo no es una de mis trastornadas ideas donde alguien pueda fijarse en mí.
Tristemente, y lo es, siempre llega un momento en el que uno de los dos baja del vagón y a través del cristal nos miramos de reojo y todo se queda en una simple ilusión tonta que más tarde mi mente trata de recordar añadiendo detalles que nunca han sucedido de verdad, pero que mi corazón trata de impulsarlas como si de un virus se tratara para crearme pequeños cortocircuitos llamados esperanza. ¿Lo volveré a ver? ¿Se acordará de mí? Y es en ese preciso momento en el que empieza la vorágine de pensamientos a taladrar mí subconsciente donde me escapo a crear situaciones simuladas de lo que podría haber sido o lo que podría ser, y donde siempre acaba besándome ese chico, al que apenas he visto diez minutos, y declarándome su amor eterno entre los mayores versos de amor y las situación más romántica que jamás puedas imaginar (bueno, yo sí, que para eso es mi historia). Y todo esto pasa sin despeinarme porque aún ni he puesto un pie en la calle tras salir del vagón des metro.
Tristemente, y lo es, siempre llega un momento en el que uno de los dos baja del vagón y a través del cristal nos miramos de reojo y todo se queda en una simple ilusión tonta que más tarde mi mente trata de recordar añadiendo detalles que nunca han sucedido de verdad, pero que mi corazón trata de impulsarlas como si de un virus se tratara para crearme pequeños cortocircuitos llamados esperanza. ¿Lo volveré a ver? ¿Se acordará de mí? Y es en ese preciso momento en el que empieza la vorágine de pensamientos a taladrar mí subconsciente donde me escapo a crear situaciones simuladas de lo que podría haber sido o lo que podría ser, y donde siempre acaba besándome ese chico, al que apenas he visto diez minutos, y declarándome su amor eterno entre los mayores versos de amor y las situación más romántica que jamás puedas imaginar (bueno, yo sí, que para eso es mi historia). Y todo esto pasa sin despeinarme porque aún ni he puesto un pie en la calle tras salir del vagón des metro.
Y os estaréis preguntando (y si no es así os planteo yo la pregunta) ¿A que viene lo de las 30 primaveras del principio? Es simplemente para que me mandéis regalos.... No, es broma (aunque si queréis no os pongo una pistola en la sien eh!). Todo esto viene a que debido a este acontecimiento he decidido cambiar un poco mi ritmo de vida y mi forma de vivir la vida que he tenido hasta este momento. Ahora mismo quiero escapar de este "país de nunca jamás" en el que vivo desde que tengo tanto pavor a crecer y ser una persona adulta, así que he decidido que quiero aparentar la edad que tengo, empezar a comportarme como tal y, lo más importante, llegar a cumplir aquellas metas que de joven pensé que estaría ya viviendo con mi edad como es el ejemplo de haber escrito una novela, que no haberla publicado. Siempre me había visto como una gran escritora que triunfaría en muchos países, incluso antes de que me gustara leer (cosa que hizo presencia bastante tarde para mi gusto).
Aunque no os lo creáis toda esta parrafada es solo para presentar mi blog de locuras donde deberás averiguar cual es la verdad tras mis palabras. Espero, deseo y sueño con que os guste tanto leerlo como a mí escribirlo, y es que cuando los dedos empiezas a teclear nunca puedo parar, el problema viene cuando me paso días sin tocar el teclado, que obviamente estos post no se escriben solos, ¿Verdad?.
Hasta pronto.