Historias

jueves, 29 de octubre de 2015

Sin más

No hace ni dos días que me propuse escribir aquí diariamente y ya he flaqueado. Sí, es cierto que ya estoy aquí y he cumplido mi promesa, pero casi no lo logro.
No he aprendido ninguna palabra nueva, tengo que buscar de donde sacar esa información, pero ya lo haré. Estoy segura de que debe haber alguna aplicación con ese propósito, y es que hoy en día es raro si no hay una App para cualquier cosa, en serio, somos unos seres perezosos y aburridos. Nos gusta que nos den las cosas hechas y cuanto más fácil, mejor. Tristemente me recuerda a aquella película llamada Walle, donde un encantador robot nos enseña, sin pretenderlo, una realidad que ahora no me parece tan descabellada.
Si no fuera por la crisis que hay, y por el precio del billete de metro, iríamos a todos lados con él. Yo no soy de esa liga anti andar,  yo prefiero moverme un poco y siempre que puedo busco una excusa para caminar, aunque sea ir a comprar. Es una actividad que me gusta, es gratis y es saludable.
Cambiando un poco de tema, porque soy así, me gustaría recordaros que este fin de semana es Halloween, pero es algo mucho mas grande, mucho más bonito, y mucho más antiguo, es Samhain. Para el que no lo sepa, samhain es el equinoccio de invierno de los celtas. En este día celebraban un ritual dónde daban gracias a los dioses (es el día en el que la fina línea que separa los mundos de los dioses del de los humanos se desdibujaba) por la cosecha y los veneraban para que no les faltara nunca nada. Lo único que el velo era tan fino, que a través de él podían pasar también malos espíritus o entes, algo demoníaco, y que se pintaban las caras y se ocultaban de ellos imitándoles para que así no les atacaran. Bueno, es mas o menos así,  es mucho más complejo y bonito. Viva los celta!!! Al que diga que halloween es una festividad consumista, no sabe una mierda!!

Mañana os hablaré de la serie que estoy viendo y que me tiene enganchada, por hoy me voy a dormir.

Besos

martes, 27 de octubre de 2015

Propositos

Estaba yo aquí, tratando de dormir, cuando he empezado a divagar sobre mis nuevos propósitos para 2016. Que si publicar una vez al día en el blog, aunque sea una chorrada diminuta ya que la intención al crearlo fue tener un miniblog para escribir desde el móvil... También tratar de aprender una palabra nueva cada día para así a final de año tener 366 palabras nuevas en mi vocabulario (es año bisiesto), y cada una de las palabras publicarlas en twitter. Cuantos libros plantearme leer, porque ya es obvio que no llegaré a los 55 de este año. Encontrar un nuevo empleo. Estudiar. Ser más amable con la gente buena. Cultivar mi memoria, cosa que cada vez me preocupa más. Hacer más ejercicio y no ser tan pasiva. Tratar de escribir ese libro que siempre digo que publicaré aunque sea para mí.
En definitiva, estaba pensando en muchas cosas, pero sobre todo, y la que me ha traído a escribir aquí, ¿porqué tengo que empezar dichos propósitos con el año nuevo? ¿porqué no puedo empezar ya a aplicarme mis buenas costumbres? ¿Porqué no empezar ya mis nuevas rutinas? Yo no lo entiendo, eso de año nuevo, vida nueva.... Prefiero empezar a trabajar en mi felicidad desde hoy, y no a partir del 1 de enero de 2016, porque es ahora cuando necesito sentarme a pensar y a saber que quiero hacer con mi vida, sin excusas, sin pararme, sin vaguería, solo trabajando por y para mí. Por mis sueños, para mi bienestar mental. Así que... Nada, aquí mi primer post escrito desde el móvil, obviamente parecerán (o más bien serán) muchos más cortos que si tecleo con el ordenador.
Mañana seguiré con el blog, porque es una rutina que me quiero marcar, el escribir aunque sea una frase en mi pequeño mundo, en "my world".

Besos

lunes, 12 de octubre de 2015

Sentimientos




Porque no todas las palabras son bonitas.
Porque no todo tiene solución.
Porque hay sueños inalcanzables.
Porque hay lágrimas por desamor.
Porque hay amores imposibles.
Porque hay sentimientos con dolor.
Porque hay perdidas irreparables.
Porque nos cerramos al amor.
Porque hay actos de agonía.
Porque hacemos daños sin razón.
Porque hay tantas cosas por las que no quieres vivir,
que solo puedes pensar que haces aquí.
¿Pero que pasa con aquello que el daño eclipsa?
¿Aquello que has dejado de ver?
Porque estar vivo es sentir, bueno y malo, todo de una y con una gran razón, ya que no se puede apreciar lo uno sin lo otro, y a eso se le llama vivir.