Adoro tus brazos, fuertes largos y
acabados en esas preciosas manos de dedos largos y estrechos como el
mejor de los pianistas. Me estremezco cuando me miras con esos ojos
azules, similares al cielo más despejado, con el brillo del sol y
cada uno de sus reflejos. Tu sedosa cabellera larga y oscura hace
estremecer cada centímetro de mi piel y solo quiero cogerla entre
mis dedos y tirar de ella, abriendo paso a tus labios perfectos,
rosados y suaves. Quiero que acaricies con ellos cada parte de mi.
Adoro morder tu mandíbula, sentir esa incipiente barba que arreglas
con pericia cada mañana para que quede una perfecta perilla en el
centro.
Me desestabiliza que tengas la fuerza y
altura suficiente para que me cojas por la cintura para poder besarte
y de un salto rodear tus cadera y clavar en el centro de mi cuerpo tu
más que apreciado poder masculino. Ese que me da calor y me hace
derretirme.
Quiero besar cada parte de ti, pero
sobre todo quiero que tu me beses, me abraces, me hagas sentir las
mil mariposas que revolotean en el estomago, y no por estar
enamorada, sino por querer sentir el mayor de los orgasmos cuando te
entierres en lo más profundo, arrancando de mi garganta los gemidos
más escandalosos. Quiero que tapes mi boca con esas preciosas manos
y que te acerques a mi rostro con los ojos brillantes de expectación
y des un beso sobre tu mano, que sigue sobre mis labios. Que absorbas
mis suspiros. Que quieras deshacer cada parte de mi cuerpo y volverlo
astillas. Que la lava fluya por dentro y en una explosión de lujuria
hagas de mi una mujer, y yo hacer de ti un hombre. Quiero que juntos
toquemos el cielo, descendamos al infierno, nos abrasemos y con la
mas lenta de las ascensiones volvamos a precipitarnos en el mismo
centro del universo. Convertirnos en una supernova y explotar
haciendo que mil estrellas corran entre nosotros.
25/07/2013
25/07/2013

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