Historias

sábado, 21 de noviembre de 2015

¿Pueden las palabras robarte el alma?

¿Pueden las palabras deborarte el alma? Soy de la opinión de que cuando un escritor acaba un libro, deja un poco de si mismo entre las páginas, en que es algo así como el Horrocrux de Harry Potter y que con ello se convierten en inmortales (Stephen King tiene el alma a cachitos con todo lo que llega a publicar).

Pero ¿que pasa con los lectores? Pues creo que también formamos un poco parte de esa inmortalidad, aunque en menos medida. En el caso del lector, hace inmortal al escritor comprando y compartiendo, con el boca a boca, las obras de aquel al que admira, el que le ha llegado al corazón, y que aunque no nos hagamos inmortales, igualmente dejamos un pedazo de nuestro ser en cada letra que leemos. En ocasiones esas palabras empiezan a formar parte de nosotros mismos, y nosotros un poco parte de la historia que se esconde entre las páginas.

No se vosotros, pero yo tengo muy mala memoria, horrible, de verdad, pero aún y con eso puedo recordar los libros que me han llegado tan hondo que han pasado a ser parte de mí. Os podría nombrar “Las luces de septiembre”, porque aunque hayan habido otros libros antes, ese fue el que me descubrió el placer de la lectura. Os puedo hablar de “La sombra del viento”, que consiguió arrancarme unas lágrimas como puños, y que me ha acompañado desde que se publicó. Vuelvo a nombrar a “Harry Potter”, porque trajo a mi vida a alguien que ha sido de las más importantes que han estado acompañándome en este proceso llamado vida. Si queréis os nombro también la “saga Valeria” que apareció en mi vida en el preciso momento en el que yo más necesitaba ver, aunque parezca exagerado, que crecer no es malo, que hacerse mayor es un condicionamiento de la mente, que cumplir treinta años puede ser el inicio de algo, no el final. Aparte, me ha hecho conocer a gente maravillosa y de la espero no separarme. “La hora de las brujas”, ese libro que me hizo ver que podía leerme un libro en cuatro días, y que adoré desde el primer momento.

Me dejo tantos y tantos libros en el tintero, que seguramente no me creáis, pero han formado parte de mi forma de afrontar el mundo. Han lamido un poco mis heridas internas y me han desinfectado de ideas que podrían haberme destrozado. He llorado con ellos, y han sido mis compañeros en momentos de debilidad, de soledad, de locura. Han curado mi corazón, después de que me lo destrozaran, han curado mi cabeza, en mis momentos de odio a mi misma, han conseguido que me distraiga, cuando el mundo parecía que se iba a desmoronar. Es por ello que cuando la gente me pregunta por qué leo tan rápido, o el motivo por el que prefiero un libro a la vida social, les respondo que ellos me regalan mundos donde todo es posible, un mundo en el que hasta yo podría conseguir lo que me propusiera, un mundo que creería en mí. No me hacen pensar en toda la mierda que me rodea, consiguen que me evada de la realidad en la que vivo. Adoro leer y transportarme con la mente a situaciones que me muero por vivir, pero que tristemente no creo que nunca más vuelva a sentir.

En definitiva, la lectura me llena, me roba pedazos de alma, me cura, es parte de mí como yo de ella, pero la pregunta es ¿crees en mis palabras? ¿y tú porqué lees?

viernes, 20 de noviembre de 2015

Chof

Hoy estoy un poco "chof". Estoy en uno de esos momentos que en ocasiones odio y trato de recordarme que solo son tonterías mías y bajones de autoestima que no tienen sentido, porque habitualmente me siento bastante segura de mi misma, pero entonces me viene ese pensamiento, ese que me dice "eres segura de ti misma a pesar de..." y un cúmulo de cosas malas empiezan a crecerme entre pensamiento y pensamiento. Sale a la luz todas mis inseguridades y me machacan una y otra vez.
Quien me conoce, sabe que durante mucho tiempo este fue mi estado natural, el de sentirme poco más que una mierda, pero que con el tiempo he cambiado algo o al menos trato de no dejar que vean mi lado más sensible, por decirlo de algún modo.
Hay gente que cree que soy dura, segura de mi misma, y que todo me resbala, y en cierto modo es así, al menos el 80% del año trato de que sea así, aunque hay momento como ahora... Los hay, porque soy débil y no puedo estar siempre con la coraza puesta 24/7, imposible.
Vale, no me juzguéis, por favor.... Es un lapsus, pero necesito escribirlo, y no quiero que me vengáis con el "no seas tonta" y cosas por el estilo. No busco dar lástima, ni busco comprensión, un abrazo o palabras de ánimo,  o sí, pero me incomoda que solo lo digan por hacerme sentir mejor, porque no puedo fiarme de esas palabras arrancadas en momentos de debilidad.
Llevo ya un tiempo que me siento fatal por mi tamaño, me acomplejo, no quiero salir demasiado para que la gente no me vea, no quiero conocer gente nueva. Me avergüenza estar tan gorda y eso solo me lleva a estar más deprimida y querer comer más. Después me como la cabeza, como ahora, y me echo la bronca por hacer eso. Pienso que todo el mundo me juzgará por mi aspecto, no quiero acercarme a nadie más pequeña que yo, para que no se vea tanta diferencia de tamaño. No quiero hacerme fotos, no quiero que me abracen, no quiero que me miren, solo quiero quedarme en casa, pero a la vez no, porque estar aquí me lleva a comer más. Todo eso me crea ansiedad, y nervios, ¿y que es lo que me calma? Comer más.
Estoy cansada y no quiero pensar así, no quiero llorar más por eso, pero es una maldita serpiente que se muerde la cola. Vamos, una mierda.

Pero en serio, hoy es algo puntual, quiero creer que es por eso de que la roja nos vuelve tontas a las mujeres, espero que sea eso con todas mis fuerzas, para poder acabar con el insomnio y mis problemas de actitud.

Ale ya está, todo dicho. No os preocupéis, de verdad, ya se me pasará.

martes, 17 de noviembre de 2015

Ruinas

Te leí y me enamoré. Te escuché y me hiciste vibrar. Te vi y no pude apartar mi mirada de ti, pero fue cuando realmente te conocí cuando conseguiste colarte por un pedacito de mi pecho y anidaste allí. Hiciste de mi corazón tu lugar para vivir, como un ocupa que sin permiso se cuela en una casa deshabitada.
El verdadero problema se presentó cuando te fuiste del mismo modo que llegaste, como un torbellino y sin avisar, sin un adios, dejando solo escombros, desechos, recuerdos recubriendo las paredes. Goteras y grietas sangrantes.
Desde ese momento mi corazón no es el mismo, ya no está habitable. Lo dejaste en tal estado que ha sido declarado en ruinas, y hay un cartel enorme que avisa de posible derrumbamiento haciendo huir a todos, y sin recibir una triste visita.

sábado, 14 de noviembre de 2015

A veces...

A veces yo también me canso, a veces también necesito que me escuchen, a veces también necesito apoyo... Pero nunca he encontrado el apoyo que he necesitado, nunca me han escuchado, y parece que yo siempre tengo que estar a tope y fantástica para ayudar a los demás.
Estoy cansada de empezar a hablar de algo, un algo que para mí es importante, aún a sabiendas que para los demás puede ser una mierda, o mi opinión esté a la altura de la suela de un zapatos, pero eso no significa que necesite menos atención, y que la gente me corte o grite para estar encima de mi voz.
Quiero poder hablar sin que alguien me interrumpa diciendo la suya, quiero que alguien me escuche y se calle. Quiero tantas cosas que nadie parece entender... Pero yo sigo ahí,  me callo y escucho. Pongo una sonrisa, o un hombro donde llorar.
He empezado a artarme de algunas actitudes y la única forma de que alguien se pare a prestarme atención es gritar que no me escuchan, que no me dejan acabar una frase... ¿Tan poco importa mi voz? ¿Tan insignificante creéis que soy? Aunque no os lo creáis estoy aquí, tengo mis opiniones, algunas serán acertadas y otras no, pero joder con el "Yo, yo, yo"...
No soy un cero a la izquierda, yo también tengo valor, y me he cansado tanto del tema que ya ni me preocupo de mi ni de nadie.
Ahora podéis decirme, por variar, que soy una exagerada porque vosotros tenéis cosas más importantes o que os duelen más y que lo que yo pienso o siento es tan insignificante que merece ser ignorado, pisoteado y pateado, porque yo no tengo problemas de verdad. Puede que eso que para ti sea un trauma de por vida, para mi sea menos que una mierda, ¿pero sabes? Nunca te lo diré, ni lo trataré como tal, porque para cada uno sus dilemas son realmente un quebradero la cabeza. ¡¡Sorpresa, incluso los mios!!

Bueno, que tampoco quiero que ahora me vengáis a preguntar que me pasa, que porqué me siento así,  de verdad, hoy no es ese día en que necesito simplemente hablar de banalidades, pero si un día voy con una tontería, sin venir a cuento, sabréis que necesito que me escuchen. Aunque sea decir el abecedario.